Por Alexandra Ledesma
Socióloga y Educadora Sexual
Vivimos en una era digital, y esto no es novedad alguna, y lo que tampoco lo es, es que el amor también forma parte de este nuevo escenario.
El amor también se etiqueta en redes, se comparte, se presume tal producto o nueva compra en mercado libre. Este modelo vitrina que adoptan las redes, donde las parejas suelen exhibir momentos, viajes, o declaraciones públicas nos hace preguntarnos, ¿son estas verdaderas expresiones de amor? ¿O simplemente es la búsqueda de validación?
Claro que existen las declaraciones autenticas, las publicaciones hechas con orgullo, que solo transmiten un compromiso real, donde el amor va mas allá de las fotos que se publican. Si surge de forma espontanea, sin presiones del exterior, sin importar las opiniones que puede acarrear este nivel de exposición, entonces si podemos decir que se trata de un guiño autentico.
Pero no todo lo que brilla es oro, también existe el otro lado de la luna, parejas que utilizan las redes como escenario de un amor que no necesariamente es lo que sucede puertas para adentro. En estos casos la necesidad se encuentra en aparentar, no solo compartir aquello que se vive, va mas allá de una expresión, se trata de una estrategia, el reforzamiento de una imagen, la búsqueda de la aprobación y hasta me animo a decir que puede ser por competencia.
La complejidad o lo adverso, es cuando el hecho de subir o compartir fotos con una pareja se vuelve una obligación para con esta, o una “prueba de amor”, es allí cuando pasa de ser un gesto a ser un indicador de inseguridad por parte de quien lo exige. Si uno de los dos necesita una publicación para sentirse valorado, lo que busca no es amor, es tranquilidad frente a un miedo, que los demás sean espectadores de que alguien lo está queriendo, lo está eligiendo, y no a otra persona. Acá es importante llegar a la necesidad que se intenta disfrazar.
Las dinámicas de validación también suceden en estos casos, los “me gusta”, los comentarios, no son más que alimento para el autoestima, y puede transformarse en el show que se brinda para el afuera, pasando por alto lo que significa ese momento retratado en una foto.
También están los que prefieren no publicar nada de su vida, sea por la razón que sea, y esto no implica querer menos, sino saber preservar la intimidad, cuidar, cuidarse, evitan exponerse para no ser tema de sobremesa de quienes están viendo. Muchas parejas eligen esta forma de vivir, alejados de la vida digital, o quizás lo hacen por separado y viven con discreción.
Sepan que los vínculos no necesitan testigos para ser sólidos, saludables y duraderos.
El amor no se mide con publicaciones, con fotos en redes sociales, con demostraciones públicas, no necesita que lo etiqueten, el valor, la calidad del amor se encuentra en otros aspectos. Un vinculo real nunca se puede ver en una imagen, esta puede ser genuina o una máscara. La intención de las imágenes esta por detrás de estas, si nace del deseo de compartir la felicidad que se siente en ese momento, o si parte de la necesidad de demostrar algo a un otro.
De todas formas quitemos peso a las publicaciones o juguemos con el aspecto de elegir conscientemente aquello que subimos y lo que preferimos resguardar.