Pasar al contenido principal

Buscando personajes

Por el Padre Martín Ponce De León
Sé que, aún, existe mucho tiempo por delante, pero, también, lo sé, no puedo descansarme en el tiempo que, aún, falta.
Poco a poco he ido realizando avances en la preparación de la tarea. Avances que, en oportunidades, requieren de tiempo e imaginación y otros de paciencia.
Cuando comencé a concretar la idea conversé la misma con una persona. Él se puso a disposición para ayudarme. Al tiempo me enteré que, accidentalmente, había fallecido.
Tiempo después volví a conversar la idea con otra persona. No solamente se puso a la orden, sino que me solicitó le diese con tiempo lo que debería hacer. Recuerdo que, en esa oportunidad le dije: “No tengo ninguna línea escrita. Ya hablaremos más adelante”
Al tiempo me enteré que había fallecido.
Dejé pasar un tiempo y volví a conversar con otra persona y me dijo que podía contar con él. Al tiempo me entero que había sufrido unas heridas y estaba internado en el CTI.
Cuando le dieron el alta se fue a vivir a la casa de una hermana y deberé buscar la oportunidad para llegar hasta allí y volver a conversar.
Obviamente que esto me llevó a posponer la tarea de conversar con algunas personas para que den una mano en la tarea. Hasta me da un algo de temor proponerle a alguien algún papel luego de lo narrado. 
Ya se avanzó en casi todas las tareas posibles y, solamente, falta el realizar una grabación y poder ubicar algunos personajes necesarios.
Ha llegado el momento de dejar de lado los temores y comenzar a dar pasos en la búsqueda de esos posibles personajes necesarios. Es evidente que me habré de encontrar con personas que rechazarán la invitación y otras cuya aceptación debo colocarla entre muchas interrogantes.
En oportunidades me pregunto si no debo esperar que la fecha se acerque un poco más para moverme en la búsqueda de esas personas a quienes invitar para los personajes que debo ocupar.
Por otro lado, me pregunto si no será conveniente dejar que Dios se encargue de mostrármelos cuando Él lo disponga. Sería mucho más seguro de mi parte y me evitaría andar realizando una búsqueda movida por intuiciones personales.
Sería muy sencillo el dejar todo en las manos de Dios y limitarme a esperar, pero no creo sea eso lo que Él quiere. Siempre nos regala esa libertad que nos hace ser responsables de nuestras opciones. 
Lo contrario sería muy similar a lo que suele suceder. Responsabilizamos a los demás de las cosas que nos suceden o de lo que dejamos de realizar. Los responsables resultan, siempre, los demás y nosotros somos quienes “sufrimos las consecuencias” de las determinaciones ajenas. Muy bien sabemos que, pensar así, no es otra cosa que una cómoda excusa para no asumir nuestra responsabilidad.
No podemos refugiarnos en un infantilismo donde todo se limita a hacer lo que nos dicen o hacer lo que los demás deciden. Necesitamos demostrarnos que hemos madurado y, por lo tanto, somos los responsables de nuestras opciones.
Nuestro crecimiento personal no lo demostramos en una suerte de vida sin equivocaciones, puesto que ello nos estaría haciendo vivir sin la necesidad de continuar creciendo. Nuestras equivocaciones, las que con verdad asumimos, son quienes nos ayudan a continuar creciendo y a intentar superar nuestras limitaciones.
Mientras tanto sigo buscando esos personajes que aún faltan sabiendo que tengo tiempo y me puedo equivocar en varias opciones.