Por Cary de los Santos Guibert
La historia de Daymán comenzó buscando petróleo. Entre febrero y junio de 1957, la empresa estadounidense «The Golyer and Mac Naughton Inc.», perforando para ANCAP cerca de Paso de la Piedras, encontró un potente chorro de agua termal. La perforación alcanzó 2.300 metros. El agua surgió con una presión de 10 atmósferas y una temperatura de 47°C, confirmando que provenía del Acuífero Guaraní. El pozo se halló en un predio de la Curia. El Obispo Monseñor Alfredo Viola anunció el descubrimiento y encargó a las firmas «Paganini y Traverso y Pike» el entubamiento del pozo.
EXPROPIACIÓN Y DONACIÓN
Ante el valor del recurso, el Consejo Departamental de Administración solicitó en octubre de 1957, al Asesor Letrado Municipal, Dr. Holmes Gallero un informe legal para la expropiación de la surgente. Los trámites iniciados en 1958 finalizaron en la década de los 60. Sin embargo, en 1966, el presidente del Consejo, Don Ramón J. Vinci, agradeció a la Curia por su buena disposición de donar 10 hectáreas junto al pozo termal, asegurando el desarrollo del complejo termal.
LAS PRIMERAS INSTALACIONES
La demanda popular por las aguas curativas fue inmediata. Primero se construyó un simple piletón con un chorro permanente, satisfaciendo la urgencia de bañarse en las «aguas curativas». El desarrollo formal llegó por iniciativa vecinal. Gracias a una Comisión de Vecinos (presidida por Claudino Brites), y con sus propios recursos, el 2 de abril de 1960 se inauguró el primer Pabellón de Baños Individuales, marcando el nacimiento oficial del complejo de la Termal Daymán.