Por Pablo Vela
Desde su desembarco en Uruguay, la plataforma china Temu ha sacudido el mercado nacional con precios casi irreales, envío gratuito y una estrategia digital que mezcla consumo con juego. El fenómeno no pasó inadvertido y hoy el gobierno propone algo contundente: aplicar el IVA del 22?% a las compras por internet que lleguen fuera de Estados Unidos (es decir, casi exclusivamente a Temu) mientras expande los límites de las franquicias libres de impuestos. Esta dualidad da pie a una pregunta central: ¿qué persigue realmente esta medida? ¿Proteger a los comerciantes o recargar al consumidor?
¿Mayor equidad tributaria? en los papeles puede ser.
El presidente Orsi defendió la medida como una respuesta ante la inequidad: “actores empresariales uruguayos han planteado con preocupación la imposibilidad de competir”, dejando claro que se busca “igualar” tributos entre productos locales y los importados por Temu, según expresó a medios capitalinos.
Pero los gremiales y expertos señalan que ponerle IVA no resolverá la raíz del problema: los precios en Temu seguirán siendo considerablemente más bajos, y por lo tanto, difícilmente desincentivarán el consumo.
El doble movimiento (gravar y ampliar franquicias, pasan de 600 dólares a 800 dólares) parece disparar en dos direcciones.
Tributo la compra pero le extiendo el límite para realizar la compra. ¿Algo contradictorio, no? Salvo que el objetivo real de la creación del nuevo impuesto, del nuevo hecho generador imputado para el pago del impuesto, sea lisa y llanamente recaudatorio.
Los datos hablan por sí solos: las compras bajo el régimen de franquicias crecieron de 51.000 en abril de 2024 a 176.000 en junio y entre enero y julio de 2024 ingresaron más de 1.124.000 paquetes, un aumento del 187?% respecto al año anterior, según los datos que surgen del gobierno.
Además, plataformas locales reportan cierres: el sector juguetero registró entre 30 y 40 comercios cerrados y gremiales advierten que el fenómeno está “pegando fuerte”.
Quiénes salen perdiendo (y ganando):
• Comerciantes locales: enfrentan dificultades competitivas. Temu ofrece precios que no pueden igualar y pagar más impuestos sobre productos importados no necesariamente cambia esa ecuación.
• Consumidores finales: pierden parte de los beneficios en precios bajos si el IVA se traslada. Además, muchos productos que compran no están disponibles en Uruguay.
Quiénes podrían verse beneficiados:
• El Estado: amplía la base recaudatoria cobrando IVA sobre compras que antes estaban exentas, al tiempo que permite comprar más al año. Varios analistas interpretan que la medida responde más a un interés recaudatorio que de protección industrial.
• Comercios locales en sectores no afectados: aquellos que venden productos no fácilmente reemplazables por importaciones pueden ganar algo de visibilidad, aunque no por la medida en sí.
Recapitulando; el “Impuesto Temu” se presenta como una solución tributaria a un problema estructural: el desequilibrio entre la competitividad local y las ventajas que ofrece Temu. Pero imponer IVA y ampliar franquicias al mismo tiempo puede resultar contradictorio. Al final, ni los comerciantes recuperan terreno ni el consumidor deja de encontrar ofertas irresistibles (y no ahondamos en qué compatriotas hacen mayor uso de la plataforma, que también arrojaría mayor luz al asunto, si diferenciamos los compradores según sus ingresos mensuales).
Uruguay necesita un enfoque más integral: modernizar su comercio digital, flexibilizar costos operativos locales, simplificar aduanas (como ya se va haciendo con nuevas declaraciones electrónicas) y potenciar industrias que agreguen valor localmente. Sólo así se podrá competir sin depender de medidas superficiales.
Impuesto viejo en acciones nuevas, castigo al poder de compra para quienes accedían por su bajo costo y pseudo ayuda al comercio local. El gobierno que compraste por TEMU, el gobierno que nos llegó, no se ajusta a la manera en que te lo ofrecieron ¿verdad?
