El humo del tabaco tiene efectos en aquellos que no fuman pero lo respiran, una repercusión incluso intergeneracional, pues un estudio apunta la posibilidad de que el tabaquismo pasivo durante la infancia del padre pueda provocar problemas pulmonares de por vida en sus hijos.
Los hijos de personas que se vieron sometidas al humo del tabaco en su infancia corren el riesgo de padecer enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Esa posibilidad se agrava si esos hijos, durante la prepubertad, fueron también fumadores pasivos debido a sus padres, según un estudio.
El estudio, escriben sus autores, aporta hallazgos “novedosos” con pruebas de asociación adversa entre la exposición paterna al humo pasivo durante la prepubertad (no solo el tabaquismo activo) y el deterioro de la función pulmonar de los hijos en la mediana edad.
Estos hallazgos sugieren que “fumar puede afectar negativamente a la función pulmonar no solo en los fumadores, sino también en sus hijos y nietos”, aunque los padres expuestos al humo durante la prepubertad “aún pueden reducir el riesgo para las generaciones futuras evitando fumar cerca de sus hijos”.
Si bien el estudio es observacional (no establece causa-efecto), reconoce limitaciones como la falta de datos sobre la función pulmonar y la genética paternas, lo que impide evaluar la agregación familiar como posible mecanismo.
Aunque investigaciones previas ya demostraban que el tabaquismo pasivo durante la infancia del padre puede estar relacionado con un mayor riesgo de asma en sus hijos a los 7 años, no estaba claro si la función pulmonar comprometida puede prolongarse más allá.
El análisis final incluyó a 890 parejas de padres e hijos con datos sobre la exposición del padre al humo pasivo antes de la pubertad y datos sobre la función pulmonar de sus hijos hasta los 53 años.
Más de dos tercios de los padres (casi el 69 %) y más de la mitad de sus hijos (56,5 %) habían estado expuestos al tabaquismo pasivo durante su infancia.
Alrededor de la mitad de los hijos (49 %) tenían antecedentes de tabaquismo activo en la mediana edad, y algo más del 5 % de ellos habían desarrollado EPOC en ese momento.
El periodo anterior a la pubertad es especialmente crítico para los niños, ya que la exposición a sustancias nocivas puede alterar la expresión génica y modificar los mecanismos de reparación, lo que a su vez puede llegar a ser hereditario, explican los investigadores.
Los resultados son importantes desde el punto de vista de la salud pública, ya que la exposición al humo pasivo alcanza a alrededor del 63 % de los adolescentes, lo que es significativamente superior al 7 % aproximadamente que se ve afectado por el tabaquismo activo, agrega el estudio. (Fuente OMS)
