Las variedades citrícolas creadas por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) en la estación experimental Salto Grande, ya ingresaron al circuito de evaluación en Europa, despertando el interés de productores y empresas de países líderes del rubro, así lo confirmó el Ing. Agr. Fernando Rivas, investigador en citricultura de INIA. "Ya empiezan a hacerse las primeras evaluaciones de la genética citrícola uruguaya en España, hay interés en Italia, y en noviembre llega una delegación de Australia para llevarse un set de las variedades que estamos desarrollando", indicó.
En el mercado interno ya se han comenzado a visualizar el ingreso de estas nuevas variedades, para el consumidor nacional. Rivas explicó que estas tienen dos perfiles distintos, "están las variedades que tienen nombre y apellido, muy distintivas, y también están entrando las de tipo commodity. Estas últimas no tienen ese grado de diferenciación, pero su desempeño productivo las hace muy competitivas", puntualizó.
El investigador valoró que el trabajo de investigación aplicada del INIA ya muestre resultados concretos tanto en el país como en el exterior. "La participación de las variedades de origen nacional en el mercado cítrico local está acaparando interés, y estamos muy contentos con eso", aseguró.
A la par, el proceso de internacionalización de la genética uruguaya comenzó a consolidarse. "Se empezó a desplegar toda la operativa de exportación de la genética para ser gestionada en Europa. El material ya fue introducido, pasó todas las cuarentenas necesarias y empiezan las primeras evaluaciones en España", detalló Rivas. También adelantó que "hay interés en Italia" y que las gestiones avanzan en paralelo para Estados Unidos. "Todo está en función dentro de lo programado, no hay sorpresas, estamos contentos, las cosas van funcionando", señaló con satisfacción.
Evaluaciones internacionales
El investigador explicó que el ingreso de material genético al mercado europeo es un proceso complejo que exige tiempo, protocolos y validaciones locales. "Son procesos biológicos, son plantas, tienen su ciclo, y además queremos hacer las evaluaciones bien en Europa antes de promocionar las variedades", subrayó. La decisión, dijo, responde a la necesidad de verificar cómo se comportan las variedades uruguayas en condiciones distintas a las del país.
"Hay probabilidad de que las interacciones genotipo-ambiente determinen si las variedades se adaptan o no al clima mediterráneo", explicó. Las variedades desarrolladas en Uruguay fueron seleccionadas en entornos subtropicales, con mayor humedad, lo que plantea interrogantes sobre su rendimiento en climas más áridos y secos. "Por ahora está todo muy preliminar, queremos ver un par de cosechas en Europa antes de dar el paso siguiente", señaló Rivas, reafirmando la prudencia científica que guía el proceso.
El interés internacional, sin embargo, avanza a buen ritmo. La empresa asociada a INIA, AM Fresh, encargada de la gestión comercial y logística en el exterior, trasladó al instituto de investigación, la ansiedad de los productores europeos. "Nos dicen que quieren ir más rápido de lo que podemos, pero preferimos avanzar con rigor técnico. Queremos evaluar bien las variedades antes de su promoción comercial", contó Rivas.
Australia y Estados Unidos
El investigador confirmó que en este mes de noviembre llegará a Uruguay una delegación de productores australianos, interesados en conocer y adquirir parte del material genético nacional. "Estamos arreglando todo para que las variedades vayan también para Australia y Estados Unidos", dijo.
En el caso australiano, la amplitud geográfica y climática del país permitirá realizar ensayos en distintas regiones. "Australia es casi un continente y tiene todos los climas. Está previsto que las variedades se prueben en diferentes condiciones agroclimáticas", explicó. Rivas agregó que los vínculos técnicos ya están establecidos: "Tenemos contactos muy buenos que pueden hacerle una radiografía a la variedad y decirnos estratégicamente en qué zonas puede funcionar mejor".
El plan prevé un abordaje similar en Estados Unidos, con evaluaciones en dos polos climáticos opuestos. "En Florida los climas son más húmedos y cálidos; en California, más áridos. Las variedades van a ir buscando su nicho natural según su comportamiento agronómico y productivo", precisó el investigador.
Trabajo conjunto
Rivas destacó que estos avances son fruto de una articulación público-privada sostenida en el tiempo. "Ese grado de asociación entre el Consorcio Citrícola, la empresa AM Fresh y el INIA viene funcionando como estaba previsto", afirmó. El modelo colaborativo permitió no solo desarrollar las variedades sino también asegurar su gestión internacional, con controles fitosanitarios, acuerdos de propiedad intelectual y estrategias de inserción en los mercados.
El investigador sostuvo que la confianza entre las instituciones fue clave para consolidar resultados. "La investigación por sí sola no alcanza. Se necesita del sector privado para llegar al mercado, y del respaldo técnico público para garantizar la calidad y la trazabilidad del material genético", explicó. Según Rivas, esa combinación permitió que Uruguay dé un salto cualitativo en innovación citrícola, pasando de ser un país importador de variedades a convertirse en un exportador de genética desarrollada localmente.
Perspectivas
"Queremos ver cómo evolucionan las primeras cosechas en Europa y Australia, y a partir de ahí definir estrategias de expansión", dijo. El objetivo es que, una vez validadas las variedades en diferentes condiciones climáticas, se pueda avanzar hacia una promoción comercial más amplia y sostenida.
El investigador considera que el éxito de esta etapa no solo beneficiará al INIA y al consorcio Citrícola, sino que tendrá un impacto directo en el posicionamiento del país como proveedor de innovación agropecuaria. "Es un orgullo que nuestra genética ya se esté probando en tres continentes. Eso habla del potencial de la ciencia uruguaya cuando trabaja con foco y continuidad", subrayó.
Finalmente, Rivas insistió en que el camino recorrido es resultado de una estrategia a largo plazo. "No hay atajos en la mejora genética. Lo que hoy estamos viendo es fruto de muchos años de investigación, de evaluar, seleccionar y validar materiales en campo", concluyó.